EL COMIENZO de
UNA REVOLUCIÓN
¿Qué se requiere para reinventar los títeres?
“¿Conoce a ‘Grumpy Cat’?” pregunta Zack Buchman, fundador y director creativo de Furry Puppet Studio, a la vez que se mueve por su estudio en Brooklyn, parándose para levantar al aire un títere felino con el ceño fruncido, con ojos azules fijados en un estado de enojo perpetuo.
Se refiere, por supuesto, al gato famoso cuya expresión de aversión ha inspirado tanto entrevistas en televisión como memes en internet—joyas como “¿Porqué no te pones más cómodo…y entras en coma?” o “Me divertí una vez… fue horrible.” Grumpy Cat reaparece aquí en su única versión oficial de guiñol, con su mirada de desaprobación intacta.
Buchman, un ex animador de cine, que salió de casa de muy joven para mudarse a Nueva York, tiene un pasado poco convencional para un director creativo que está a cargo de su propio negocio. “En realidad, no llegué a ir a la universidad,” dice. “Pero creo que al final me dio una perspectiva y visión poco comiún. Y por eso nuestro trabajo es tan distinto.”
Desde luego, parece que la atención que está generando Furry Puppet Studio tiene mucho que ver con la perspectiva única de Buchman: él y su equipo han conceptualizado y fabricado títeres para una amplia variedad de producciones, desde programas de televisión, a videos musicales con invitados inesperados como Jon Hamm y Michelle Obama.
Buchman, cómo lo dice él mismo, se inspira en los videojuegos pixelados a los que fue expuesto en su niñez, y “naturalmente, las primeras obras de Jim Henson.” Cree sinceramente en el poder de un personaje bien diseñado y es “un gran fan de no complicar las cosas.”
Estos primeros videojuegos, cuya estética influyó en el gusto de Buchman a una edad temprana, siguen siendo una fuente de inspiración. Buchman reflexiona: “Cada píxel fue importante. Trabajar con un medio tan primitivo les forzó a los diseñadores en esos días, como el director de Pixar, Steve Purcell, a tomar decisiones sorprendentemente ingeniosas para conservar la esencia de un personaje.”
Igualmente, muchas veces el proceso creativo en Furry Puppet Studio empieza de forma humilde, con unos garabatos incidentales, o un dibujo abandonado en los márgenes de un cuaderno de bocetos. El equipo entonces reúne sus esfuerzos para “averiguar la esencia del boceto y lo que lo hace tan especial,” dice Buchman. Esa semilla esencial de inspiración tiene potencial de convertirse en un personaje completamente desarrollado; un ser carnudo (o peludo) que mantiene los elementos distintivos de su forma original.
“Nos tomamos tantas molestias porque creemos que este medio es absolutamente excepcional,” explica Buchman, y observa que los títeres tienen una manera distintiva de desarrollar vinculos duraderos de tener interacciones profundas con el publico. “Hay una conexión emocional que simplemente no existe de la misma manera en otros medios,” afirma.
El ambiente de Furry Puppet Studio es parecido al de una tienda de dulces: colores alegres, formas sorprendentes, y deleites visuales. El equipo creativo en el estudio no es diferente en su diversidad, su eclecticismo, y sus técnicas innovadoras: utilizando impresoras 3D y fabricando su propia tela, que llaman cariñosamente “dream fleece” o “vellón de sueños”
Deambulando por el estudio está Yaron Farkash, amigo de la infancia y compañero creativo de Buchman. También lo está Maria Gurevich, maestra artesana de títeres nacida en Moscú; “La mejor tallista de espuma que jamás he conocido,” dice Buchman, “es como una ‘Eduardo Manostijera’ de verdad.” Completando el equipo están Tom Newby, extraordinario ingeniero mecánico, cuyo aspecto recuerda al “profesor de Regreso al Futuro” y Polly Smith, una diseñadora de vestuario legendaria quien, nos revela Buchman, es “coinventora del sujetador deportivo. Voy en serio, ¡búsquelo en Google!”
Debido al dinamismo del equipo y el don creativo de Buchman, Furry Puppet Studio está listo para ser un líder en el movimiento para reinventar los títeres. Pero por supuesto, mirar hacia el futuro sin perder de vista los acontecimientos ya logrados del medio sigue siendo un reto palpable.
En un momento de solemnidad poco habitual, Buchman cuidadosamente coloca el guiñol de Grumpy Cat en la repisa de una ventana cercana de su estudio—un estante que ya sostiene una variedad de criaturas coloridas de tamaños y expresiones varios. Grumpy Cat se encuentra perfectamente acogida en esta mezcla de monstruos azules, ojos impresos en 3D, y pájaros de colores eléctricos, y también lo está Buchman. Cuando se le pregunta que elabore más sobre la inspiración de su última creación, Buchman se vuelve hacia el cuaderno de bocetos en su mesa. “Todo empezó con un sueño extraño,” dice.